martes, 27 de abril de 2010

otro mundo se hace imposible

Todo eso que te hice creer de que no me importa, es mentira.
Me lo contó mi espejo un miércoles a la noche, porque el orden rige la vida, aunque a veces pienso que el orden y el caos están tan cercanos de fundirse en una misma cosa que les resulta muy sencillo hacerlo.
Ahora, estoy en carrera contra el tiempo, basta un tic-toc para que ella llame a la puerta de mi conciencia. Nose bien porqué el humano tiende a repetir las cosas, caminar en cículos, pero ciertamente lo hace.
Si fuera un animal, tocaría el fuego una vez, pero no dos. Me faltan patas para aprender, o quizas simplemente memoria para no olvidarme.
Pienso que me gustaría suprimir mi sombra, borrarla y entonces me acuerdo que si está ahi es para que no me caiga (y si lo hago, que pueda levantarme)
No me gusta el frío mental, porque me voy volando, pero tampoco la humedad en el cráneo, me pesa y me hace mirar abajo. Mi problema es el caprichoso escepticismo que me persigue, todavía no consigo creer en la estabilidad ni en la simpleza de la organización.

viernes, 23 de abril de 2010


Volvió el frío y ahora es época de cafes con leche y mucho submarino, me encanta

martes, 20 de abril de 2010


La máscara, puesta por propia elección, fundida a la piel.
Pero el otro lado sabe, yo no. Es el paradigma del espejo, la misma realidad, compartida por tiempo y espacio, ignorada por el conciente.
Cuando se trata de mirar adentro del agujero, es mas grande y me da mas vértigo del que pensaba o esperaba.

lunes, 19 de abril de 2010

the mente


El minutero avanzaba, sentada en el primer banco del aula se distraía pensando y viajando en su cabeza, consideraba necesaria (urgente e inevitable) otra charla con su reflejo, consultar el oráculo del otro yo (del que sabía que sabía lo que en realidad estaba ocurriendo). Recapacitó sobre dudas existenciales, y llegó a la conclusión de que cada persona es un universo en miniatura, tan amplio y con tantas vueltas que era imposible terminar de conocerlo, tal y como nos pasa a todos los hombres. Sintió que se perdía entre un mar cada vez mas grande de ideas
Pero nada de eso parecía alterar el tiempo, y si nada altera algo tan abstracto , menos podía alterar el universo de su mente que se mezclaba con músicas y colores.
Pedestales y derroches de lágrimas habían invadido su locura natural desde hacía un tiempo, pero lo nato no se pierde, queda, y hoy lo reconocía de cerca y veía las obsesiones de lejos.
Ama perderse entre los confines de su absurda visión de la vida.

El divo cucaracha


Viernes a la noche, yo caminaba escuchando música bien bien fuerte por la calle, ésa que te transporta y te sumerge tanto en tu mundo que surgen los pensamientos mas delirantes, aquellos que podes compartir sólo con algunas personas que entiendan tu humor absurdo, en fin; llegué a la parada del bondi, usualmente viene rápido pero hoy se portaba presumido y glamuroso (es decir, necesitaba llegar con un elegantísimo retraso), me senté en el cordón a esperar a la máquina hacedora de humo y entonces la ví. Una cucaracha se disponía a pasar justo por donde yo me había desparramado comodamente, le dije : acá estoy yo, vos andate para otro lado.
Insolente, seguía caminando como si no me entendiera, le repliqué mas fuerte: Dale, no te hagas la pilla, todo bien con que vos tengas mas patas pero eso no te da derecho a ser irrespetuosa, no me ignores!
No solo que no se inmutó para nada, sino que además desaceleró el paso. Pensé en su familia e hijos, y esa idea me hizo recapacitar sobre aplicarle justicia violenta, como veo en la tele todos los días, me levanté ofuscada, le pedí que se apurara y la dejé seguir su camino.

Esta historia está basada en hechos reales.
Je ne crois pas dans les occasions

martes, 13 de abril de 2010

Anécdota gravitatoria

No veo nada de malo en apartarse un poco, sólo por un tiempo. Irse para preguntarse: ¿ a dónde van los globos cuando vuelan?, entender la diferencia entre lo propio y lo apropiado, cuestionarse sobre la felicidad, o sobre la momentanea indesición que embriagó tu mañana; pero finalmente desembocar en ésa duda: ¿Quién sos? Y así empieza mi relato:

Los críticos, que personalmente los considero bastante innecesarios, raramente hoy tocaron a mi puerta, me hablaron y les creí.
¿Porqué les creí?, influencia, sentido común, supongo que no hay respuesta para todo... pero de todos modos, me desvié de la historia. Como les contaba, sonó el timbre a eso de las ocho y les abrí : - ¿Qué tal?, ¿en qué puedo ayudarles?- no contestaron; y ése aura de superioridad los rodeaba; no quedaba espacio para las palabras entre miradas y sorpresa de mi parte, sólo me dieron la carta y se marcharon. La abrí, antes de leerla preparé un té de durazno (siempre me llena de una sensación de felicidad, incluso cuando no la necesito) me dispuse a observar el veredicto: cuestionaban todo, mi forma de actuar sobre el escenario, mi capacidad expresiva, la creación de un personaje poco creible, la carencia de resaltar sobre los demás actores teniendo yo el protagónico de la obra... en fin, las críticas me golpeaban, arriba, abajo y en toda dirección posible. Y yo, empezé a pensar, comenzé a creer en todo eso (por momentos todavía renace el recuerdo de aquel día).
Creo que nunca me sentí tan perdida, de repente había que reinventar (según el criterio de los jueces, que aparentemente ganaron un título de "personas insensibles" que "alguien todavía mas insensible" les confirió, otorgandoles el poder de ser los "crueles supremos")
¿y ahora?,¿cómo sigo?; dudar, dudar de todo me volvió vulnerable y si bien, es una parte mía, lo considero quizás un gran defecto.
Acto seguido, la depresión se volvió mi pijama y la inseguridad mi casa, calculo que les habrá pasado alguna vez.
Buscaba la detonación total, romper el andamio de cosas que sostenían a la debilidad como una reina, sin llantos, sin lágrimas. Requirió bastante esfuerzo y comprensión deshacer y recrear los lados mas sensibles de mi persona.
Hoy por hoy, se necesita ser de piedra para que muchas de las cosas que nos rodean no nos hagan perder nuestro rumbo, vivo en un condenado estado de querer hacer mas fuerte la gravedad para nunca más despegar los pies de la tierra.