martes, 13 de abril de 2010

Anécdota gravitatoria

No veo nada de malo en apartarse un poco, sólo por un tiempo. Irse para preguntarse: ¿ a dónde van los globos cuando vuelan?, entender la diferencia entre lo propio y lo apropiado, cuestionarse sobre la felicidad, o sobre la momentanea indesición que embriagó tu mañana; pero finalmente desembocar en ésa duda: ¿Quién sos? Y así empieza mi relato:

Los críticos, que personalmente los considero bastante innecesarios, raramente hoy tocaron a mi puerta, me hablaron y les creí.
¿Porqué les creí?, influencia, sentido común, supongo que no hay respuesta para todo... pero de todos modos, me desvié de la historia. Como les contaba, sonó el timbre a eso de las ocho y les abrí : - ¿Qué tal?, ¿en qué puedo ayudarles?- no contestaron; y ése aura de superioridad los rodeaba; no quedaba espacio para las palabras entre miradas y sorpresa de mi parte, sólo me dieron la carta y se marcharon. La abrí, antes de leerla preparé un té de durazno (siempre me llena de una sensación de felicidad, incluso cuando no la necesito) me dispuse a observar el veredicto: cuestionaban todo, mi forma de actuar sobre el escenario, mi capacidad expresiva, la creación de un personaje poco creible, la carencia de resaltar sobre los demás actores teniendo yo el protagónico de la obra... en fin, las críticas me golpeaban, arriba, abajo y en toda dirección posible. Y yo, empezé a pensar, comenzé a creer en todo eso (por momentos todavía renace el recuerdo de aquel día).
Creo que nunca me sentí tan perdida, de repente había que reinventar (según el criterio de los jueces, que aparentemente ganaron un título de "personas insensibles" que "alguien todavía mas insensible" les confirió, otorgandoles el poder de ser los "crueles supremos")
¿y ahora?,¿cómo sigo?; dudar, dudar de todo me volvió vulnerable y si bien, es una parte mía, lo considero quizás un gran defecto.
Acto seguido, la depresión se volvió mi pijama y la inseguridad mi casa, calculo que les habrá pasado alguna vez.
Buscaba la detonación total, romper el andamio de cosas que sostenían a la debilidad como una reina, sin llantos, sin lágrimas. Requirió bastante esfuerzo y comprensión deshacer y recrear los lados mas sensibles de mi persona.
Hoy por hoy, se necesita ser de piedra para que muchas de las cosas que nos rodean no nos hagan perder nuestro rumbo, vivo en un condenado estado de querer hacer mas fuerte la gravedad para nunca más despegar los pies de la tierra.

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