jueves, 3 de junio de 2010

odio cuando las mejores ideas para tu texto se pierden en la calle, en el trayecto de ida y vuelta, se esfuman. Entonces te desesperás por respirar un poquito de lo que fue, hace un segundo, un minuto, o mil horas.
ponés la mano sobre el papel, lo sentís con el anhelo de empaparte con un poquito de inspiración, pero nada. No hay respuesta.
Intentas de nuevo, hay! la mente está en blanco, la mano se endurece tanto como las ideas.
Tengo mis tácticas, para asegurarme que eso no me vuelva a ocurrir, la lapicera indicada, la posición y el lugar acertado que me ayuda a encender la mecha de la elocuencia.
Cuando uno vive tiene que lidiar con cosas un poquito irritantes, como ciertos aspectos de uno mismo, casi casi como cuando escribe.

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