Aquel taladro no paraba de excarbarle el craneo, mas rápido, mas profundo y llegaba exactamente a donde ella no quería. Impertinente, rabioso e imparable.
Descripcciones que en ese momento juntas eran un trio dinámico, y ahora es el turno de las preguntas.
Vuelan, alto, por arriba, planean un poco y nunca tocan el suelo, ellas no tienen pies que les sirvan para explorarlo, no tienen curiosidad porque ya elijieron una dirección, por momentos peligrosa.
Momentos, sólo eso, no hay porque alarmarse, desesperarse o gritar; ella sabía bien que todavia faltaba para entonces.
viernes, 19 de marzo de 2010
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